miércoles, 16 de marzo de 2022

No te pertenece

Reflexión: la interpretación de la obra de arte

 “La escritura, es en definitiva, una jaula en la que nos metemos enseguida, desde la primera línea que escribimos.”, Elena Ferrante. Muy elocuente esta oración o pensamiento de esta gran escritora y de hecho viéndolo desde otro punto de vista, va mucho mas allá. Consideramos que somos libres al escribir, que estamos solos, que somos seres individuales, etc, etc pero al momento de hacerlo, automáticamente lo estamos entregando al mundo, nos estamos comprometiendo enlazándonos con todos y aún con la historia (ya que podrá ser leído en distintos momentos de esta). Eso pasa también con cualquier obra de arte. Deja de ser nuestra y dejamos de ser individuales. Una vez sale una linea o una solo trazo ya estará sujeto a la interpretación de aquel que lo lea. 

Por otro lado, intentamos expresarnos pero al igual que un sueño, jamás se podrá transmitir lo que estamos viendo o sintiendo. Es un tanto complejo ya que suele perderse en la interpretación que aún el mismo autor le pueda estar adjudicando. Y no es por falta de deseo o por falta de honestidad. A veces pienso que hace falta otro vocabulario u otro lenguaje que aun no existe.De esa forma, sirva de eslabón para expresar lo inexpresable. Si aún así, nos emociona una frase, una pintura o una canción, no puedo imaginarme que sentiríamos si el que lo creó hubiese podido transmitir todo lo que estaba sintiendo al momento de hacerlo. Porque aunque pudo haber sentido satisfacción de su producto final, seguramente quedó atrapado su verdadera esencia.

Esto es maravilloso ya que nos habla de ese misterio interior del que no sabemos nada. Esa nada de lo imperfecto, no podría imaginarme si pudiésemos asomarnos a ese todo perfecto del que solo tenemos el reflejo.

Puede que el que escucha, lee u observa perciba esa interpretación de ese autor y hasta se emocione, sin embargo ha dejado de ser de quien lo creó desde esa primera linea. Siendo muy hermoso y elocuente ya le pertenece al que lo interprete. Lo que realmente intentó transmitir el autor ya no tiene sentido. Aquel que se sienta dueño absoluto de alguna obra de arte está enajenado de la realidad. Aunque tenga derecho de autor, cada palabra jamás podrá alcanzar la interpretación que cada cual le asigne.

Si es así asi con una obra realizada por un ser humano, mi mente finita no puede alcanzar a imaginar la grandeza de lo que ha querido transmitirnos Dios a través de cada una de sus creaciones.

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