Reflexión anecdótica: La transición de la vida de trabajo al retiro
O mejor debo decir, construyendo nuevas. Es que esto de la pandemia que conlleva encierro y en mi caso; retiro, provoca cambios en todos los sentidos. Ajustes de aquí y de allá, reflexiones, llanto, resistencias, preguntas y preguntas, alegrias también y sobretodo ir hacia adelante y hacia atrás (por lo menos mentalmente sin que necesariamente sea percibido por los demás). Por lo menos hoy lo describo como “interesante”.
Es que esa indecisión de volver o no a trabajar la estaba tomando como mía, como mi situación particular tomando en cuanta lo económico, la profesión , la necesidad de la gente que me llama, etc. Sin embargo, hoy me doy cuenta que es parte del proceso en si y que a todos les debe pasar. Me encontré exigiéndome la agenda que me había impuesto (rutinas cotidianas previamente establecidas, etc...) y de momento me puse un freno, un detente y me dije: “¿ey, qué pasa, por que ese ajoro, para quien es que lo vas a hacer? Ya no tengo horarios de trabajo, hijos o nietos para los que debiera decorar en Navidad, ¿entonces?
Relax y concentrada en esta nota reflexiva y mi café, descafeinado por cierto pero café al fin. Es todo un proceso que puede resultar un tanto complejo, para unos más que para otros. Y, ¿a ti, se te hizo difícil cambiar de un estado a otro: un trabajo, una casa, finalmente retirarte ?
Aunque debo aclarar: puede ser un retiro de un trabajo, profesión, etc. pero nunca nos retiramos sin que nos jubilamos pasando de un estado de actividad, rutina a otra y a veces hasta más compleja aún. Lo importante es, llenar nuestros días de actividades que nos apasiones, nos gusten y con la diferencia de que, si ese día decidimos no hacer nada, no sentir la presión de tener que completarla. Es alcanzar, dentro de las posibilidades personales de flexibilizarnos, liberándonos más y más.
